El nuevo Marco para una Identidad Digital Europea y su importancia en el comercio electrónico

Nuestra intención es reflexionar acerca de los debates que surgen en torno a la identidad electrónica en la contratación electrónica; pues, si bien en la voluntad emitida electrónicamente, todo parece detenerse en la firma electrónica, no es así; pues, todo proceso de firma electrónica cumple tres funciones: identificación, autenticación de la identificación y autorización/autenticación de la transacción. De esta forma, en esta realidad, constituida por las tecnologías de la información, interesa todo lo relacionado con la identidad de las partes que emiten su voluntad y la confidencialidad de sus datos personales, la existencia y validez de sus declaraciones de voluntad, la autoría e integridad de sus mensajes electrónicos y el no rechazo del mensaje en su origen y destino, todo encerrado en su seguridad y validez jurídica y en la existencia del documento electrónico, así como su autenticación a través de la firma electrónica.

Estas cuestiones nos van a llevar, en primer lugar, a tratar el marco normativo existente, ofreciendo una visión de la regulación existente, tratando de rastrear el surgimiento de la identidad electrónica como institución jurídica, desde el momento en que fue reconocida como un nuevo concepto legal y comercial hasta la actualidad, describiendo: su impacto y significado. Tras esto debe resaltará la importancia del inicio de la transacción, donde aparece la identidad electrónica para garantizar: que la persona que va a firmar es quien dice ser, ya que puede probarlo, así como la capacidad de obrar y la libertad de la actuación, a la hora de asumir el contenido del documento.

De esta forma, si bien, hoy día, nos hemos acostumbrado a realizar transacciones electrónicas sin preguntarnos si los procesos y/o procedimientos electrónicos son suficientemente seguros, basta con que nos brinden un determinado nivel de seguridad, que otorga un cierto nivel de utilidad y “confianza” subyacente. Lo cierto es que se presta muy poca atención a esos procesos subyacentes, que recopilan la información y los datos utilizados para garantizar, por ejemplo, que somos quienes decimos que somos. En este contexto es donde aparece la importancia de dar respuesta a la pregunta “¿Quién es usted?”. En un entorno en línea autenticar la identidad de la parte remota es más importante que nunca. Desempeña un papel clave en la lucha contra el fraude de identidad y, además, es esencial para establecer una confianza necesaria que facilite cualquier tipo de transacción electrónica.

Todo lo dicho anteriormente, que debe ser objeto de estudio, está siendo objeto de desarrollo, dentro el Marco para una Identidad Digital Europea, que ha comenzado a producirse a través de la propuesta de modificación del Reglamento eIDAS, de 3 de junio de 2021, realizada por la Comisión Europea , donde se recoge el uso de las TRD.

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